sábado, 13 de marzo de 2021

El círculo oscuro

 


- Título: El círculo oscuro

- Título original: The Wheel of Darkness

- Autores: Douglas Preston, Lincoln Child

- Traductor: Jofre Homedes Beutnagel

- Año de publicación: 2008

- Año de publicación original: 2007

- Número de páginas: 444

- Reseña: 

    Pendergast y Constance, su pupila, van a un monasterio budista a dejar atrás asuntos personales. Allí, en el monasterio interior, le piden a Pendergast que busque una antigua reliquia tibetana, el Agoyzen, que guardan desde hace siglos y que le ha sido robada. Los monjes no saben lo que es, pues jamás la sacaron de su caja, solo saben que desataría el fin del mundo.

    La persecución del ladrón los lleva a viajar en el Britannia, un transatlántico que va a hacer su travesía inaugural. 

    Desde su llegada, no dejan de suceder cosas raras, como muertes y desapariciones que provocan el terror y la histeria de los personajes y la tripulación. Pendergast ayuda a la seguridad del barco con todos estos problemas, mientras él busca el Agoyzen.


    Esta novela es la octava de la saga del inspector Pendergat. Esta, en concreto, es autoconclusiva. Los propios autores al final dejan una lista de la forma en la que se deberían leer las novelas, señalando las que son una serie y aquellas que son autoconclusivas. Aun así, todas se pueden leer independientemente de las demás. Sin embargo, siempre está bien seguir el orden que sugieren, pues se llegan a entender aspectos de los personajes o situaciones que ocurren en otros libros y no están claras o las mencionan de pasada en las otras.  

    El libro está escrito en tercera persona y los capítulos van variando por todos los personajes del libro, incluso por algunos que secundarios o que solo aparecen en un par de escenas. En algunos de los capítulos no hay presencia de diálogos y varían bastante en su extensión, siendo más largos los primeros y algunos de los finales, pero son bastante breves. 

    Pendergast es un agente del FBI acostumbrado a que todo le salga como planea. En algunos aspectos eso hace que resulte ridículo o imposible, como en el caso de conseguir que el transatlántico, en su viaje inaugural, de la vuelta para volver a por ellos, pues no llegaron a tiempo al puerto. También a la hora de conseguir los billetes para el viaje, pues llevaban meses vendidos y logró que se los cedieran unos australianos. O incluso conseguir pillar a unos contadores de cartas que no detectaron los profesionales del casino, consiguiendo así la ayuda de la seguridad del barco para poder colarse en el camarote de Blackburn (quien asesinó al ladrón del Agoyzen y se lo llevó con él al Britannia). Estas cosas facilitan a Pendergast conseguir sus objetivos.

    Los autores reflejan a la perfección la histeria colectiva en el momento que la tripulación pierde el control del barco cuando, tras ver el Agoyzen, la capitán Mason, cansada del machismo de su trabajo, decide cargarse el Britannia, pues es lo único que le importa al comodoro Cutter (desde el principio se ve claro que su única intención es llegar a puerto lo antes posible, para batir récord, sin importarle el malestar de los pasajeros). Los pasajeros se vuelven locos y agresivos, sin hacer caso a los consejos de la tripulación, atacándolos o peleándose entre ellos. La mayoría de la gente incluso se pone a beber en exceso y a destrozar el barco.

    El misterio está presente desde el principio. A pesar de saber quién es el ladrón del Agoyzen, este aparece muerto no mucho después, dando un giro a la novela, pues ya no solo es investigar el robo, sino también un asesinato. A parte, está el misterio de lo que es el Agoyzen y cómo afecta a las personas que lo ven. En el libro, al final, hay bastantes cosas que resolver y se van explicando y quedando resultas a medida que va avanzando la historia. 

    Algunos capítulos resultan algo pesados al carecer de diálogos, pero su brevedad, sumada al misterio, ayudan a que sea una lectura amena y que resulte atractiva desde un principio.

    

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